posmoderno detiene hoy parte de su vida para contemplar la ajena. Esa contemplación se ha
vuelto motivo de conversación, ganando adicción por la mirada y penetrando otras intimidades
como verdaderos “coitos visuales”.
Ese cambio de mirar en vez de actuar nos convierte en Voyeuristas, es una actividad
que ha dejado de ser un medio para volverse un fin. En ese autismo visual consumimos
secretos personales que la industria transforma en reality-shows, y observamos desde la
tranquilidad de nuestros bunkers.
Vencer ese ailamiento ganado por la comodidad y mantenido por la inseguridad, será
un desafio.
Inercias de la sociedad voyeur. El sujeto-espectador en la era actual
Gabriel Cocimano
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